Los espacios donde trabajamos son clave en los procesos terapéuticos. En el caso de la terapia de juego, esto adquiere una dimensión especial. Si trabajas con población infantil o adolescente, el entorno no solo debe ser funcional, sino que debe transmitir una sensación de seguridad, calma y apertura.
Cada vez que enseño en redes las salas de terapia infantil de mi gabinete de Psicología ESPAZO ABERTO, recibo una lluvia de comentarios positivos sobre el espacio. Sin embargo, más allá de lo visual, una sala bien organizada potencia la eficacia de la intervención terapéutica. Aquí te comparto estrategias para lograrlo.
1. Piensa en el Propósito del Espacio
Antes de llenar la sala con juegos y juguetes, pregúntate:
- ¿Qué emociones quiero que transmita este lugar?
- ¿Necesito que sugiera calma, diversión, seguridad?
- ¿Qué características tiene la población con la que trabajo (neurodiversidad, hipersensibilidad, impulsividad)?
Recuerda que también pasarás muchas horas en ese espacio, así que busca un equilibrio entre tus necesidades y las de tus pacientes.
2. Elige Materiales con Intención
Garry Landreth, referente en terapia de juego, clasifica los juguetes en tres categorías fundamentales:
- Juguetes de vida real: ayudan a los niños a expresar y procesar experiencias personales. Ejemplos:
- Casas de muñecas
- Comida y dinero de juguete
- Figuras familiares
- Juguetes de liberación emocional: permiten expresar emociones difíciles como la ira o el miedo. Ejemplos:
- Espadas de foam, cojines para golpear
- Pistolas de juguete tipo Nerf
- Figuras de luchadores o superhéroes
- Materiales para expresión creativa: fomentan el uso del hemisferio derecho y la exploración emocional. Ejemplos:
- Caja de arena
- Materiales artísticos (plastilina, pintura, música)
- Títeres y disfraces
Además, considera incluir:
- Juegos de apego y conexión: pompas de jabón, túneles o mantas.
- Juegos de mesa: cooperativos, de lógica y de habilidades sociales.
- Libros: adaptados a diferentes edades y temas.
3. Organización y Acceso
Un espacio ordenado reduce la sobreestimulación y mejora la experiencia terapéutica. Aquí algunas recomendaciones:
- Usa estanterías abiertas para materiales que los niños puedan elegir fácilmente.
- Si compartes el espacio con otros terapeutas o necesitas adaptarlo para adultos, opta por contenedores transparentes con etiquetas o armarios cerrados.
- Si transportas materiales, prioriza los elementos esenciales y asegúrate de incluir un poco de cada categoría.
- En el caso de técnicas específicas como la caja de arena, el orden es crucial. Un niño puede construir un mundo en una sesión y necesitar retomarlo en la siguiente.
Y cómo no, tener a disposición cojines, colchonetas y materiales que inviten al movimiento. Un tipi, o un lugar donde puedan esconderse también será un acierto.
4. Construye tu sala poco a poco.
Tal vez, si estas empezando, te abruma tener que disponer de tanto material. No tienes porque tener todo a la vez. De hecho es bonito ir seleccionando los juegos y juguetes a lo largo del tiempo. Por lo tanto cuando elijas algo para tu espacio terapéutico, fíjate en si perteneces a alguna categoría y en que técnica encaja. El criterio de escoger un juguete por ser divertido no es el mejor criterio. El mejor criterio es que el juguete o juego sirva a un propósito.
Para facilitarte la labor de escoger, he creado una Guía: Imprescindibles en Terapia de Juego descargable en pdf. Puedes guiarte por ella para comenzar a montar tu propia sala de juego. Es gratis y sin registro.
Cómo complemento a este artículo puedes escuchar el episodio de Gabinete de Psicología Podcast:
Gracias por leerme ❤️
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