Somos ejemplo. Somos seres en relación con otros y por lo tanto expuestos a que otros nos miren y seamos modelo. Somos modelos de nuestros hijos e hijas, modelo de nuestros alumnos y alumnas, de nuestros clientes, pacientes, etc. Somos referentes de los demás y los demás son nuestros referentes.
En mi trabajo veo a muchas familias. Algunas de esas familias piden consulta preocupados porque sus hijas e hijos no cumplen las expectativas que, cómo padres, han depositado. Es frecuente que detrás de una conducta infantil no aprobada por los padres, exista un modelo adulto en el que el niño, niña o adolescente se ha mirado. A veces es algo muy sutil, y difícil de descifrar pero si aprendemos a mirar lo vemos. Los hijos nos hacen de espejo, así que cuanto mejor nos eduquemos a nosotras mismas, mejor educaremos.
Antes de querer cambiar al niño, tendríamos que querer cambiar nosotros
C. Jung
Una parte de la educación es el Autoconocimiento ( ojalá se diera más peso a esto en las escuelas) Si me conozco bien, me comprendo bien, entenderé mi modelo de funcionamiento interno y podré acceder al mecanismo para poder modificarlo. Esto nos ayuda a acercarnos a la persona que quiero ser. Cuanto más nos acerquemos a quien deseamos ser , menos expectativas tendremos en relación a nuestros hijos, puesto que al aceptarme a mi cómo soy puedo aceptar mejor al otro. Esto requiere un trabajo personal profundo. La psicoterapia es una de las herramientas que puede ayudarnos a recorrer el viaje del autoconocimiento.
Las expectativas que nacen de cubrir deseos o carencias personales propias pesan, y pesan mucho. Educar sin ese tipo de expectativas , en el aquí y en el ahora, es educar en la aceptación incondicional del otro. Cuando hablo de expectativas, no me refiero a no esperar nada de los hijos. Cuando las expectativas son positivas y no nacen de la necesidad de llenar un vacío propio pueden suceder cosas maravillosas. Uno de los ejemplos más famosos sería el de Thomas Edison. A Edison lo expulsaron de la escuela por considerarlo no apto para aprender. Su madre le transmitió al pequeño Thomas, que la escuela no estaba preparada para la educación que él necesitaba y le dio libertad para aprender en casa aquello que él necesitaba. Creía en la inteligencia de su hijo. La madre de Edison no se dejó arrastrar por el juicio de los profesores y siguió su propio criterio y corazón. Este sería un ejemplo del Efecto Pigmalión. Si mis expectativas son positivas y lo transmito con palabras y actos positivos las personas damos lo mejor de nosotras mismas. En Educación es un concepto muy interesante y potente.
Para que la transmisión de las expectativas sean positivas, estas deben partir desde lo que deseamos para el otro, no para nosotros mismos. De otro modo esas expectativas, tal vez estén ahí para cubrir una carencia personal. Las carencias se solucionan aprendiendo ( para que ya no lo vivamos cómo carencia) o aceptándolas y reconciliándonos con ellas.
El autonococimiento es una de las llaves para poder conocer nuestras expectativas, carencias, recursos, etc. El autoconocimiento nos ayuda en el ajuste de expectativas ( tanto altas cómo bajas) propias y de los demás. Nos ayuda en la aceptación y por lo tanto en la educación.
Gracias por leerme

Deja una respuesta