Un desarrollo emocional sano es la clave para vivir una vida saludable. Las emociones nos ayudan a obtener significado del mundo que nos rodea. Nos dan información. En un proceso terapéutico el trabajo con las emociones es parte fundamental del trabajo.
Cuando trabajo con las familias , dedico mucho tiempo a que comprendan que emociones y conductas son esperables dependiendo la edad de sus hijos. Ser conscientes de las diferentes etapas emocionales ayuda a los padres y madres a comprender mejor y tener más empatía por sus hijos e hijas cuando, por ejemplo, tienen una explosión de ira. Si sabes que a los 2/3 años es natural tener “rabietas” podrás acompañarlos mejor.
Hoy quiero contarte lo que me parece importante hacer para favorecer un desarrollo emocional óptimo en los niños y en las niñas.
Parto de la premisa de que cada niño es único y se desarrollará de forma propia. Suelo usar la metáfora de la fruta para hablar de la madurez en los niños “Los niños son cómo la fruta, alguna madura antes, otra después”, sin embargo cuidar del proceso de maduración es importante. No es lo mismo dejar la fruta al sol en pleno verano, que mantenerla en un lugar fresco y adecuado.
Con un buen desarrollo emocional se obtiene:
- Autoconciencia: Puedo notar y saber lo que siento.
- Conciencia social: Puedo notar e intuir que sienten los demás.
- Regulación emocional: puedo manejarme bien en la amplia gama de emociones, tener en cuenta la interrelación emoción-cognición -comportamiento.
- Toma de decisiones responsables: para tomar las mejores decisiones tengo en cuenta lo que siento y soy capaz de entender que consecuencias podrán tener mis decisiones.
- Construcción de relaciones: me doy cuenta de los sentimientos de los demás y es fácil para mí establecer lazos afectivos y relacionarme.
Una niña o niño que no pueda notar, expresar y manejar sus emociones puede tener dificultades en contextos cómo la escuela, donde tal vez le cueste concentrarse, hacer amigos, trabajar en equipo, etc. En el entorno familiar podría pasar desapercibido o minimizarse ya qué si el modelo de la familia es pobre emocionalmente, no se fijarán en este tipo de cosas hasta que exista una conducta que represente un problema.
¿Cómo podemos lograrlo?
Dependiendo de la etapa evolutiva en la que se encuentre el niño o niña nuestras acciones tendrán matices aunque, cómo voy a explicarte al final, hay algo que tiene que darse si o si, cuando el objetivo es favorecer un desarrollo emocional sano.
Para un bebé, el mundo se reduce en cosas buenas: p.ej, abrazos, nanas y contacto físico y cosas malas: gases, frío, pañales llenos.
Lo más importante en esta etapa es fomentar un mundo predecible y seguro. Que el bebé interiorice que si llora lo acudirán, que si su pañal esta lleno se lo cambiaran, que si tiene hambre será alimentado. Unos cuidados consistentes son clave en esta etapa. Ese ambiente seguro será la plataforma para lanzarse al mundo. Cuando le das a los bebés todo lo que necesitan para estar confortables y felices, aprenden regulación emocional. Aprenden que el mundo es un sitio seguro en el que confiar y que si un día lloran y no vienes al momento, pueden estar seguros de que vas a acudir tarde o temprano porque su experiencia es que siempre acudes, siempre estas disponible y poco a poco se van regulando.
Algo muy poderoso es verbalizar sus emociones desde que son bebés. Hablarles sobre lo que están sintiendo ellos y nosotras. El bebé muy pronto va a ver nuestra cara, tenemos expresiones faciales, poder regularnos y estar tranquilas es importante. Narrar lo que está sucediendo puede ayudar a la mamá a calmarse ante esa situación.
Un ejemplo sería este: “Oh, estás incómodo cariño porque tienes gases, mamá te cuidará, estará aquí contigo, es muy incómodo, duele mucho” Y así cuando tenga hambre, sueño o ganas de estar en brazos.
A medida que los niños tengan mayor vocabulario y más independencia la expresión emocional también cambiará. Esta puede ser una etapa muy difícil para los adultos, ya que los niños experimentan emociones complejas pero aún no han descubierto cómo manejarlas.
Las rabietas deben suceder, son una parte normal del desarrollo. Son sentimientos que los superan y los van a expresar de la única manera que saben.
Así que, cuando hablan, la función principal es ayudarlos a encontrar una mejor manera de expresar la frustración, la rabia, tristeza y demás emociones. Cuando tengan una rabieta piensa: «oh, no sabe como decirme esto de otra forma, le está desbordando los sentimientos». De esta manera será más sencillo acercarte para ayudar y poder decirle por ejemplo esto: “ tienes mucha rabia, querías seguir en la bañera porque estabas a gustito pero no puede ser, tengo que arreglarte para dormir y además el agua está fría” o si está sintiendo miedo podemos decirle » Sé que te asusta mucho los perros, y que te da miedo. Ahora estoy contigo y estás seguro, no va a hacerte ningún daño, sólo quería conocerte». Los lloros continúan y tú sigues sosteniendo y aliviando su frustración, miedo , o cualquiera que sea la emoción que lo desborda. Conoces a tu hijo, conecta y lograrás que pase.
Con la rabia y la frustración, otra parte importante sería permitir que pueda canalizar esas emociones haciendo algo corporal, como por ejemplo: correr, dar golpes a una almohada, morder una toalla (hay a niños que le puede aliviar). Tienes que tomártelo cómo un procesamiento corporal de esa emoción. Igual que si están felices les permitimos saltar y dar palmitas, si están rabiosos podemos permitirle pegar a un cojín. Este tipo de estrategias me parecen muy recomendables, siempre y cuando el adulto sepa acompañar bien. Los padres suelen tener miedo de este tipo de conductas naturales que los niños hacen, pero debemos confiar en la sabiduría del cuerpo. Ellos necesitan echar la rabia y una forma de ayudar es dejando que la expresen sin dañarse ni a ellos ni a ti, ni a otros.
Esto no significa que nos funcione al momento. Estas estrategias no son cortoplacistas, son a largo plazo. Muchos padres y madres se quejan de que no funcionan, que lo que si funciona es lo de toda la vida. Si, es cierto a corto plazo puede funcionar lo de “toda la vida” pero a largo plazo te digo que NO, ROTUNDAMENTE NO FUNCIONA. Aprender a ACOMPAÑAR las emociones que desbordan a nuestros hijos e hijas es una carrera de fondo.
Recuerda que un niño, niña y todas las personas siempre tienen derecho a sus emociones.
En este período, en él que el niño comienza a poder prestar mayor atención, los libros pueden ser de gran ayuda. A través de los libros podemos ayudarles a hablar de las emociones y a que reconozcan cómo se sienten los demás. Los libros generan conversaciones sobre las emociones y ayudan a poner palabras a través de la identificación. Al final del post te dejaré algunas referencias.
A partir de que se produce la entrada en el colegio, comienzan nuevos desafíos para los niños y niñas: compartir, escuchar y jugar con otros. Tendrá que aprender nuevas habilidades para manejar situaciones por su cuenta. Es lógico que sea un período convulso y dificultoso. En esta etapa ayúdale a observar y entender que le funciona para calmarse, junto con todas las estrategias anteriores. Tenemos que preguntarnos ¿ Que le ayuda a procesar sus emociones? Puede ser respirar profundo, un abrazo, estar un rato a solas ( mientras nosotras estamos atentas y presentes para saber cuando acercarnos) , acompañarlo a un lugar tranquilo, para después poder hablar de lo ocurrido. OJO!!No es buena idea, poner pantallas o dar comida.
Para que un niño sepa que una emoción es manejable debe saber que es normal.
Si sienten que son los únicos que experimentan frustración, es más probable que crean que no pueden hacerlo. Frases como “Sí, es un rollo, a mí también me costaría esto» puede enseñarles que sentirse frustrado no es malo y al mismo tiempo normalizamos esa experiencia emocional.
Como te decía al principio, lo que SI O SÍ, te va a funcionar es ser tú un modelo.
La mayor influencia en el comportamiento de los niños de cualquier edad es cómo nosotros, como padres, respondemos a las emociones.
Nuestros hijos tenderán a imitarnos, por lo que una forma de ayudarlos a regular sus emociones es modelar comportamientos deseables nosotros mismos. Hablar de cómo nos sentimos , sin escondernos es importante. Hace unos meses colgué en Instagram esta publicación:
Con 6 años, sí se han dado las condiciones necesarias, existe mayor conciencia emocional, tanto de las propias emociones como las de los demás. Es posible que comprendan conceptos más complejos , como no herir los sentimientos de alguien diciendo, por ejemplo, algo malo directamente a esa persona. Sus habilidades emocionales, por lo tanto, son mejores y son más estables. La forma de guiarlos emocionalmente puede ser más sencilla ya que podemos recurrir más a las explicaciones y a las reflexiones. No se trata de hablar sólo nosotras, se trata de que el niño o la niña también responda y hable sobre lo ocurrido y posibles soluciones o modos de hacer diferente.
Es muy importante poder elogiar las conductas que nos han parecido adecuadas. Poder decirles , por ej. : «Cómo me ha gustado la manera en la que has jugado con tus amigos hoy»
Después de los 6 años su estabilidad emocional se hace mayor, puede tolerar mejor los imprevistos de última hora y los cambios de planes, así como las negativas a sus peticiones. Por ejemplo, con 7 años serían capaces de decir que un regalo les gusta para no herir los sentimientos de la otra persona. Cómo ves, se está dando en su mente un mecanismo muy complejo: darse cuenta de la intención y emociones del otro, y saber que se espera de él o ella. Durante este tiempo y en los años hasta la preadolescencia, si están sentadas unas bases adecuadas, lidiará mejor con las emociones que suponen las relaciones sociales, la aceptación o el rechazo grupal, las dificultades escolares y/o deportivas. Podrá hablar con normalidad de lo que siente y que consecuencias tiene eso que siente, pudiendo lidiar mejor con los conflictos interpersonales.
Si me sigues en Instagram, esta semana estaré hablando de este tema y haré algún video relacionado. Así que si tienes dudas o alguna pregunta concreta sobre lo que acabo de explicar déjame una pregunta en mis redes sociales o en los comentarios más abajo.
Gracias por leerme
CUENTOS RECOMENDADOS EMOCIONES:
Esta colección de Tracy Moroney , publicada por SM editorial es preciosa, trata las emociones de un modo muy acertado, y da recursos a los más pequeños. En el gabinete los usamos mucho.
Para entender cómo podemos desahogar emociones cómo la rabia y la frustración:
- VAYA RABIETA
- ¿QUE NECESITO CUANDO ME ENFADO?
- TENGO UN VOLCÁN
- EL COJÍN DE MARTINA REPENTINA, este es uno de mis favoritos. Hay una edición que viene con el cojín. A mi hija pequeña se lo regaló su madrina en una época en la que estaba sintiendo mucha rabia y la verdad, qué fue un acierto. Utilizaba el cojín como recurso cuando sentía que le podía venir bien chillar para aliviarse.
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