Escribí una entrada sobre la ansiedad, y cómo manejarla, y prometí escribir una segunda parte dedicada a la población infanto-juvenil. Hoy me voy a centrar en los adolescentes, ya que hay diferencias en el manejo de la ansiedad según la etapa evolutiva. Sobre los niños me queda pendiente. Voy a hablar de estrés y ansiedad, entendiendo ambas como respuestas ante situaciones que percibimos como difíciles.
Quiero señalar que existen diferencias entre estrés y ansiedad pero creo que los pasos que propongo pueden ser útiles, en general, para ambas realidades. Para quien le apetezca profundizar en las diferencias, en este artículo se explican muy bien.
Los que nos dedicamos a la psicología infanto-juvenil vemos en nuestras consultas muchos adolescentes padeciendo trastornos y / o síntomas de estrés y ansiedad. Voy a empezar comentando brevemente, y basándome en lo que observo en mi trabajo, que factores están influyendo en el aumento de la ansiedad de los adolescentes de hoy en día.
Cada caso es único y debemos abordarlo como tal, sin embargo hay escenarios comunes en nuestra sociedad que influye en que los adolescentes tengan unos niveles de estrés más altos de lo que sería deseable.
Los adolescentes de hoy en día se están enfrentando a nuevos desafíos que conllevan mucha incertidumbre. Vivimos en una época que está continuamente cambiando. El avance tecnológico nos hace ir a toda velocidad, tal vez nuestros hijos e hijas tengan trabajos en el futuro que hoy en día ni siquiera existen. Y mientras escribo esto estamos en medio de una pandemia, el Covid-19, mundial. Por si sólo, esto ya sería un motivo de ansiedad.
El avance tecnológico nos proporciona, al mismo tiempo que incertidumbre, comodidad y confort. Nuestras abuelas, las que sobrevivieron la guerra y la posguerra, estarían perplejas viendo la cantidad de aparatos que nos hacen la vida más cómoda. Nuestros hijos crecen rodeados de multitud de juguetes y cosas innecesarias. Se convierten en indispensables cosas y objetos superfluos. Muchos niños y niñas de hoy crecen rodeados de todo tipo de comodidades que le proporcionamos y que a la vez nos hacen la vida más cómoda a nosotros. Por poner un ejemplo, mis hijos ni siquiera teclean cuando quieren buscar algo, usan a Siri y le hablan con una familiaridad a la que yo no me acostumbro. Buscamos la comodidad continuamente y además la encontramos fácilmente.
Confundimos comodidad con felicidad. Es cierto que al cerebro le gusta el confort y lo predecible, pero, con toda la cantidad de cosas que hoy en día nos hacen la vida cómoda, no toleramos las molestias. Algo que es molesto nos llega a parecer insoportable. Al tener pocas experiencias fuera de nuestra zona cómoda todo se nos puede hacer grande y perdemos la oportunidad de practicar para afrontar las dificultades de la vida.
Tratar con la incomodidad es necesario, y en un mundo tan cómodo a veces difícil .
Las investigaciones apoyan que cierta cantidad de estrés es muy positiva. Nos sirve de vacuna para futuras situaciones estresantes. Hoy en día los niños y adolescentes se exponen poco a las molestias cotidianas. Esperar en una fila, esperar en una consulta, esperar para comer en un restaurante. No lo toleran, se aburren, y los padres les damos el móvil, estamos todo el rato pendiente de ellos, comunicándole que “aburrirse es malo” y que “esperar es malo”.
Otro factor que creo está influyendo es que le transmitimos que equivocarse o cometer errores es horrible. Vivimos en la «era de los elogios» . Elogiar demasiado, y por todo (ojo con elogiar lo normal) trae consecuencias a largo plazo: «¿El día que no haga algo digno de elogio será que esta mal hecho?«
Y por último, y algo muy difícil de cambiar, es que cuando los padres vemos que nuestros hijos están angustiados, molestos, no lo toleramos y queremos quitárselo. Confundimos ayuda con sobreprotección. Las decepciones y dificultades suceden en la vida, y nuestros hijos tienen que aprender a enfrentarse y poder con ellas. Si le resolvemos los problemas no saben hacerlo ellos mismos y además el mensaje que reciben es : “pasar un momento difícil es terrible, no vas a soportarlo” y esto NO ES CIERTO.
En lugar de tomar sus decisiones por ellos, podemos ayudarlos a tomar mejores decisiones por sí mismos.
La clave es aprender cómo podemos apoyar y acompañar en los retos y dificultades. No rescatarlos y solucionarles los problemas.
Y aquí , mi propuesta en 6 PASOS de lo que podemos hacer cuando los adolescentes estén pasando por momentos difíciles de estrés y ansiedad.
PASO 1: ENFRENTAR en vez de evitar
Esta es la clave más importante, ya que la evitación alimenta la ansiedad. Al principio evitar alivia, pero es una trampa, ya que lo único que conseguimos es que cada vez se tenga más y más dificultad para afrontar lo que sea que se le tenga miedo. Esto debemos explicárselo a los adolescentes. Ayudarles a tomar conciencia de lo importante que es que puedan enfrentarse a lo que les preocupa o temen. Este esquema explica muy bien este mecanismo.
PASO 2: UTILIZAR los recursos y herramientas que ya tiene.
Trata de que te hable de los recursos que ya tiene, los que ya ha usado para enfrentarse a situaciones parecidas. Todos tenemos recursos para enfrentarnos a momentos difíciles. Háblale de tus propios recursos. Ayudar a que salgan a la luz y tomen consciencia de que están ahí es una de las claves para que manejen la ansiedad. Algunos recursos: escribir en su diario, hacer ejercicio físico, darse un baño ( coger el móvil y desconectar no es un recurso).
PASO 3: RECONOCER que sus dificultades son reales.
Es muy importante reconocer que sus dificultades son reales, incluso si a veces nos parecen dramáticas, exageradas o irracionales. Nunca niegues, ni discutas lo que está sintiendo. Muestra curiosidad sobre lo que te está contando, ayúdalo a que te cuente detalles sobre su vivencia. Por ejemplo «y,¿cuando llegaste a las clases, qué pasó justo después?» Siéntate a su lado y cógele la mano, mostrando un interés y una curiosidad auténtica. Recuerda que no se trata de que le quites el dolor o el sufrimiento que tiene. El objetivo es que se sienta visto, reconocido y escuchado por ti.
PASO 4: ETIQUETAR las emociones.
Esta es la técnica que Dr. Siegel llama «ponle un nombre para domarlo», y la investigación muestra que cuando etiquetamos nuestras emociones, estamos en mejores condiciones para integrarlas. Es importante que nombren la emoción de forma concreta. Decir estoy nervioso, ansioso , es muy ambiguo. Tenemos que ayudarlos a que le llamen vergüenza, enfado, ira, tristeza, etc. y que la identifiquen en su cuerpo, que tengan claro cómo se llama y que le produce. Un detalle importante es evitar preguntar ¿ Por que te sientes así? La tarea aquí es identificar lo que sienten, no necesariamente por qué se sienten así.
PASO 5 : CLASIFICAR las características de su estrés.
Ayudarlos a entender que es el estrés y que les estresa a la mayoría de las personas para identificar su propio estrés.
Hace años vi en REDES, ese maravilloso programa que presentaba Eduard Punset, esta entrevista con Sonia Lupien. Me quedé atrapada y desde entonces sigo a esta neuropsicóloga y estudiosa del estrés con atención. En aquella entrevista Sonia dijo que después de 30 años de investigación sobre el estrés sabemos que no a todos nos estresan las mismas cosas. Existen 4 características que pueden hacer que una situación sea estresante y no se tienen porque dar a la vez:
- La situación es nueva.
- La situación es impredecible, no la esperábamos.
- Sentimos que no tenemos control sobre la situación.
- Es una amenaza a nuestra personalidad, forma de ser. Por ejemplo, que nos cuestionen nos estresa.
Teniendo esto en cuenta, trata de descubrir con el adolescente, tu hijo, paciente o alumno cúal puede ser la fuente de su estrés. Podemos preguntar en qué cosas de su vida siente que no tiene control y le agobian, o que identifique situaciones impredecibles.
PASO 5: ACEPTAR que no podemos controlarlo todo.
Ayudarlos a aceptar que nuestro control es limitado ante ciertas situaciones y que no podemos hacer otra cosa más que transitar las emociones negativas, cuidándonos y comprendiéndonos les ayudamos a hacer algo muy importante. Estamos acostumbrados a dar soluciones sin parar. » Haz esto, dile esto» y a veces la clave es simplemente estar con nosotros mismos y aceptar lo que pasó. Esto me parece un gran aprendizaje.
Una forma para que recuerdes los pasos es usar este acrónimo: EURECA ( con c 😉)
Por supuesto todas estas claves son siempre posibles ponerlas en práctica cuando el adulto que acompaña está emocionalmente regulado y puede sostener.
Además debo advertir que si percibes síntomas importantes de ansiedad y depresión , acudir a un profesional es la mejor opción.
Espero que estos 6 PASOS te parezcan útiles y me encantaría que me dejases un comentario en el formulario que está más abajo si tienes dudas, usas alguno de estos pasos o te apetece simplemente aportar algo escríbelo.
He creado una guía terapéutica para poder llevar a cabo los pasos en consulta o si te ves con recursos, en casa con tus hijos.
Gracias por leerme, un abrazo
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