Se acerca la noche del 31 de Octubre. La cultura anglosajona se impone con fuerza, y cada año la fiesta de Halloween es más popular en nuestro país. El 31 de Octubre es la noche del miedo, de los sustos, donde cada vez es más frecuente que se decoren muchos lugares con esqueletos, brujas e imágenes de terror.
Hace unos días una colega comentaba en Instagram, como Madrid está lleno de estímulos que dan mucho miedo y crean entornos poco seguros y amenazantes para los más pequeños.
Este exceso de estimulación basada en el terror y el miedo puede ser muy abrumador para la infancia. Y esto de juego no tiene nada. Un juego ha de ser divertido, aunque tenga el componente del miedo. Sin embargo el miedo y el juego pueden ir juntos, siendo el miedo un vehículo para la diversión.
Cuando era niña recuerdo ir al cementerio con mi abuela, mi tia y mi madre para limpiar y preparar las tumbas y nichos de familiares. Mientras ellas se ocupaban en tal menester yo correteaba jugando entre las tumbas y los largos pasillos de nichos. Sin hacer demasiado ruido, ya que “había que respetar el descanso de quién allí yacía”. Recuerdo la extraña sensación en mi cuerpo. Era una mezcla entre tensión, miedo, emoción y diversión. Un miedo que encontraba salida cuando corriendo me acercaba donde estaba mi familia y allí me aliviaba. Eran mis «juegos de miedo».
¿Que son los juegos de miedo?
Voy a referirme a juegos de miedo, como aquellos juegos en los que existe un componente que da miedo, bien porque se realiza en la oscuridad, porque es un juego en el que se dan sustos, juegos de simulación de monstruos, zombis, brujas, etc.
En este post quiero explicarte la importancia que tienen los «juegos de miedo» en el desarrollo del sistema nervioso y en cómo estos «juegos de miedo» ayudan a enfrentarse al mismo y a ser más resilientes.
Como adultos solemos tratar de evitar todo juego que nos resulte perturbador, incluso cuando a las criaturas no se lo esté pareciendo. Es bastante frecuente que nos preocupemos y/o prohibamos el juego si vemos a los niños y niñas jugar simulando desgracias, muertes, escenas de violencia, etc. Este tipo de juegos no tiene porque ser negativo. Al contrario, puede ser la salida que tenga el niño/niña, para elaborar temas que le preocupan o simplemente para entender el mundo que le rodea, un mundo en el que, nos guste o no, existe la muerte y la violencia.
El juego proporciona una situación a través de la cual pueden explorar el mundo tal como es o, el mundo tal como lo imaginan. El año pasado escribí un post hablando de este tema : Juego, muerte y violencia, ¿ recurso o problema? Te invito a leerlo cómo complemento a este artículo.
Dentro de los juegos perturbadores podemos incluir los juegos de miedo. Estos días vemos a niños y niñas, y también adolescentes y personas adultas, gracias a la performance y disfraces de Halloween, bromear y realizar muchos juegos de miedo.
Mientras escribo esto, me doy cuenta de que a las personas adultas nos suelen atraer especialmente los juegos de miedo y muchas veces las criaturas nos piden repetir porque ven cómo, de forma genuina, nos divertimos. Puede que a ti misma o a alguien que conoces, no le guste jugar al parchís, por ejemplo, pero si le gusta dar sustos, perseguir, etc..
El problema es cuando no medimos la cantidad e intensidad de los sustos y estimulación aterradora que estamos ofreciendo.
Vemos a familias dándolo todo, haciendo sustos, exponiendo a las criaturas a situaciones sin medir la intensidad y sin tener en cuenta otro tipo de variables y en el extremo a otras familias que optan por evitar todo tipo de situación que produzca miedo.
Sin embargo la respuesta correcta está en saber regular la dosis de miedo a la que vamos exponiendo a las criaturas. Los juego de miedo tienen beneficios y vamos a ir viendo por qué.
¿Por qué nos atrae el miedo y por qué disfrutamos de tales experiencias incluso desde etapas tempranas?
El miedo, como emoción universal, adaptativa y normalmente aversiva ha sido ampliamente investigado. En los seres humanos, el miedo se refiere al sentimiento desagradable consciente que uno tiene cuando está en presencia de una amenaza al bienestar. Aunque el miedo como categoría emocional se refiere casi exclusivamente a experiencias con valencia negativa, el miedo denota una variedad de estados psicológicos que varían significativamente en función de la información sensorial, el contexto y la experiencia previa. El miedo como emoción que puede divertir se ha estudiado poco, existen algunos estudios sobre esto y hacia el final del post hablo sobre uno de ellos.
Desde el principio de nuestra existencia nos exponemos a situaciones que van a darnos miedo. Las personas adultas, sin ser conscientes de ello y de manera natural iniciamos a los niños y niñas en juegos de miedo.
Por ejemplo, el juego del cucú, en el que la mama se tapa la cara, el bebé experimenta durante unos segundos esa ausencia y después cuando vuelve se rié. Cuando jugamos a escondernos y a aparecer dando pequeños sustos. Cuando cambiamos la voz y hacemos muecas como «Ohhh, Uhhh», “que te como” o cuando jugamos con sus cuerpecitos alzándolos al aire , y posteriormente con cuentos que impliquen misterio y sustos. Estas son las primeras experiencias de juego donde acompañamos a los bebés y a los más pequeños en experiencias de excitación donde la emoción del miedo y la sorpresa se mezclan. Son dosis muy pequeñas de miedo seguidas de conductas y señales que aportan seguridad y confianza. Son juegos que se repiten una y otra vez y así la criatura va tolerando y prediciendo lo que va ocurrir.
En estos juegos de miedo, cuando la persona adulta es capaz de sintonizarse, tendrá cuidado. No asustará al bebé sin pensar, tratará de conseguir el nivel adecuado de susto, ni mucho, ni poco.
Aprender a manejar los sustos es clave para el desarrollo del cerebro.
La mayoría de estos juegos comparten una característica común: un patrón predecible de suspenso. Están tratando de enseñar a los niños que, en un momento, se les va a dar un susto. Los niños están aprendiendo a anticiparse y manejar el miedo, similar a lo que pueden encontrar en algunos momentos de sus vidas e ir ayudando a que sean capaces de lidiar con sus problemas.
En general, el juego parece ser una búsqueda deliberada de hacer predecible aquello que no puedo predecir. Por lo tanto puede que la infancia se divierta y le sientan bien los juegos de miedo porque estamos haciendo que algo impredecible sea predecible.
¿Cómo detectar el nivel correcto de miedo?
Cuando jugamos, exploramos los límites de lo conocido. El juego totalmente impredecible no es muy divertido, ya que resulta caótico . Por el contrario, cuando un juego es predecible tampoco es divertido, ya que puede ser aburrido. El truco es encontrar el lugar ideal, entre predecible y no. Sin duda los juegos de miedo tienen este componente.
Así que cuando el miedo en el juego tiene la dosis adecuada para los niños y niñas este es una experiencia positiva.
Las criaturas nos darán señales cuando están en el punto adecuado: un grito de risa y sorpresa, risas y caras de susto, señales de que se están divirtiendo. Debemos guiarnos por las señales que nos dan de forma verbal y no verbal. También tenemos que ayudar con la predicción. Las primeras veces diremos en alto, p.e. «Y ahora va a llegar el monstruo y voy a………» ya que vamos anticipando nuestras acciones y así ayudamos a un manejo adecuado de los sustos y el miedo.
El problema en Halloween es que si existe un exceso de estimulación poco predecible, el manejo del susto ya no es posible. Además en etapas inferiores a los aprox. 7 años, la realidad se difumina con la ficción y para los más pequeños estar expuestos a personajes terroríficos no es divertido.
La fisiología del juego de miedo
El miedo como una actividad placentera no se ha investigado mucho. A este tipo de miedo miedo, en términos científicos se le denomina miedo recreativo.
Se define miedo recreativo como una experiencia emocional mixta de miedo y disfrute. Con esta definición se abarcan todos los fenómenos en los que los humanos obtienen placer en la participación de situaciones lúdicas que inducen miedo. Es decir, que con los juegos de miedo, obtenemos la experiencia de miedo recreativo.
En un estudio realizado por Psicólogos de la Universidad de Aarhus en Dinamarca, analizaron el correlato fisiológico del miedo y el disfrute en la atracción de La Casa Embrujada.
Observaron cómo los gritos moderados y fluctuaciones cardíacas también moderadas estaban relacionadas con la «diversión». Por el contrario, los participantes que informaron que no disfrutaron de la experiencia tuvieron mayores variaciones en sus frecuencias cardíacas, lo que sugiere una experiencia abrumadora, o no mostraron ningún cambio en la frecuencia cardíaca, lo que sugiere que, o bien se disociaron o se aburrieron.
Este experimento ayuda a comprender cómo aprendemos a través de nuestras propias respuestas fisiológicas. Un susto moderado puede ser bueno porque nos da la oportunidad de aprender cómo nuestro cuerpo responde a determinadas experiencias. Entonces podemos estar más preparados para gestionar esas respuestas de una mejor manera si vuelven a ocurrir. Esto puede ser la explicación a que muchas personas deseen repetir la experiencias aterradoras ya que así vuelven a pasar por el impacto fisiológico y aprenden a recuperarse de manera más efectiva.
Desde este punto de vista, y teniendo en cuenta la Teoría Polivagal los juegos de miedo nos enseñan a regresar una y otra vez a estados de seguridad y conexión.
El estudio también alerta sobre cómo la disminución de juegos que impliquen riesgo al aire libre, debido a la urbanización de los espacios y al enfoque en evitar que las criaturas se lastimen, pueden provocar un aumento de la ansiedad. Al mismo tiempo esta falta de juegos de riesgo y miedo provocaría la búsqueda de experiencias aterradoras en juegos de pantalla, películas, etc. en solitario. Esto, teniendo en cuenta lo anterior es un riesgo y una forma muy negativa de que nuestras criaturas se expongan al miedo.
Por lo tanto esto hace que hoy en día los niños , niñas y adolescentes tengan menos experiencias de tener miedo de forma segura, ya que lo buscan en solitario y en dosis que no son adecuadas.
PARA FINALIZAR
En resumen los «juegos de miedo» nos aportan :
- Aprendizaje sobre cómo funcionamos y nos relacionamos con el miedo.
- Tolerancia a ciertos estados fisiológicos que provocan miedo
- Volver a la seguridad después de una experiencia de miedo.
- La conexión que supone una experiencia intensa compartida
- Conexión con nuestros propios miedos.
Así que usemos Halloween a nuestro favor y los beneficios de los juegos de miedo teniendo en cuenta estos requisitos:
- Cierta dosis de anticipación, para que resulten algo predecibles. Que tengan normas, principio y fin.
- Repetición, para que se vayan tolerando y aprendiendo de la experiencia.
- Acompañamiento y sintonía emocional, cercanía física.
- Respeto de límites, teniendo en cuenta la edad, los gustos y el nivel de tolerancia.
- Verbalizaciones que ayuden en la regulación
- Risas y diversión que cierren la experiencia de miedo.
Espero que este artículo te haya sido de utilidad o simplemente te haya gustado. Si es así comparte y deja un comentario si te apetece.
Gracias por leerme
Referencias:
Andersen, M. M., Schjoedt, U., Price, H., Rosas, F. E., Scrivner, C., & Clasen, M. (2020). Playing With Fear: A Field Study in Recreational Horror. Psychological Science, 31(12), 1497-1510. https://doi.org/10.1177/0956797620972116.
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