En el 2006 abrí, junto a mi socia María M., el gabinete de Psicología Espazo Aberto. Nacimos con vocación de Servicio Integral de Psicología. Queríamos que la Psicología llegase a la gente a través de talleres, charlas, intervenciones con niños, adultos y familias. Ambas ya teníamos experiencias trabajando para otros pero queríamos unirnos para construir nuestro propio proyecto.
Hicimos unas tarjetas de visita y concertamos citas con todos los orientadores de los centros educativos de nuestra zona. Queríamos darnos a conocer. Llamamos a un periódico local para que nos entrevistaran y pusimos un anuncio en prensa. Y así fue cómo, hace ya 15 años, empecé a trabajar diariamente haciendo una de las cosas que más me gusta hacer: Psicoterapia.
Quince años en los que he aprendido mucho a nivel personal y profesional. Y quiero aprovechar este espacio para compartirlo y reflexionar sobre 15 cosas que he aprendido en estos 15 años:
1.-La vocación es imprescindible pero no suficiente.
Abrí el gabinete con muchísima ilusión. La ilusión lo compensaba todo. Compensaba las horas infinitas dedicadas a cada caso, las reuniones sin horarios, el tiempo invertido dándonos a conocer, el sueldo escaso. Como era un trabajo vocacional todo me parecía que estaba compensado. Qué ingenua. Fui creciendo, a la par que el negocio, y que mi familia. Y claro, la vocación no fue suficiente.
He pasado varias crisis laborales, no vocacionales. Me encanta la psicología y su práctica pero sólo con vocación no llegas a todo. Se necesita AUTOCUIDADO, mucho. Además de formación, no sólo como terapeuta, si no como emprendedora.
2.- Conocer, entender y respetar tu rol cómo terapeuta te hace mejor terapeuta.
Mi formación de base es la Terapia Familiar. Cuando te especializas en Terapia familiar, el trabajo personal con la familia de origen es un pilar básico dentro de los contenidos. Te trabajas a ti misma a través de tu familia de origen.
Posteriormente tuve el privilegio de acompañar a futuros terapeutas en los talleres sobre el Trabajo de la Persona del Terapeuta y ser testigo de cómo esos talleres marcaban un antes y un después en los alumnas.
3.- La formación continua sirve de motor.
Cuando abrimos el gabinete, decidimos que una partida de nuestras ganancias iba a ir destinada a formación y a invertir en el negocio. Creo que ese ha sido uno de los secretos de nuestro éxito. Poder formarnos con los fondos de la empresa nos ha dado mucha seguridad y satisfacción.
Cuantas más pacientes ves, más necesidad tienes de adquirir nuevas herramientas y visiones. La formación continua me ayuda a estar activa e ilusionada con la profesión. La novedad nos inspira para crecer. Aprender de los y las mejores ha sido uno de los motores más importantes en mi trabajo.
4.- La supervisión mejora las intervenciones.
Ha sido fundamental contar con la supervisión en mi trabajo. Siempre he tenido a alguien en quien mirarme, y que me pudiese acompañar. Alguien con quien poder mostrar mis inseguridades y dudas sobre los casos. Durante mi formación como psicoterapeuta la supervisión era directa, a través de un espejo y hoy en día llevo a supervisión los casos que me resultan más difíciles.
Actualmente varias profesionales han depositado su confianza en mí para realizar supervisiones de casos. Es algo a lo que le doy mucha importancia y valor. En esta entrada te hablo sobre la supervisión terapéutica.
5.- La Terapia Personal merecería ser obligatoria en nuestro trabajo.
Ir a terapia, ponernos al otro lado merecería ser contemplado como un requisito para realizar nuestro trabajo, creo que cualquier profesional de ayuda merecería tener un espacio propio de ayuda.
En otros lugares esto está mucho más normalizado que en España. Si bien en los últimos años, y gracias a las nuevas generaciones de psicoterapeutas se ve cómo algo natural y casi se da por descontado que los psicólogos acudamos a terapia, hubo un tiempo que esto no era así.
Regularnos para regular es importante. Aprender sobre nuestras emociones, procesos y curar las heridas es fundamental para poder ayudar bien.
La humildad es uno de los valores que más admiro en los terapeutas y pedir ayuda para poder mirarnos dentro, es un acto de ello.
6.- Aprender a decir que No es vital en este trabajo.
Cuando empiezas a trabajar quieres decir SI a todo. Ya no sólo por el afán de ayudar al otro, si no por qué quieres coger experiencia, ayudar y no decepcionar. Te entusiasmas con cada caso y con cada llamada.
Reconozco que este tardé años en aprenderlo y todavía me cuesta. Actualmente, y desde hace ya tiempo, tenemos lista de espera en Espazo Aberto. A veces más, a veces menos, pero siempre lo paso mal cuando alguien llama y tiene que esperar. Cuando una persona pide ayuda, normalmente quiere que sea pronto. Lo que ocurre es que no siempre tenemos la disponibilidad total. Poder respetar el horario y los tiempos es importante para no quemarte.
7.- Transformar la comparación en admiración.
Cuando empecé a formarme en Terapia familiar, tuve la suerte de que mis profesores eran profesionales muy grandes de la Terapia familiar. El equipo de Milán (Selvini, Sorrentino, Cirillo, Covini) y S. Minuchin, fueron entre otros mis mentores.
Los ves tan grandes, magistrales, hacían intervenciones casi mágicas. Caía muchas veces en «imposible, nunca podré hacer eso, o nunca podré ser así». Este tipo de pensamientos son distorsionados, fruto de no conocer bien nuestro estilo, entender nuestras limitaciones y aceptarnos para poder avanzar.
Cuando hacemos trabajo personal, esas personas con las que nos comparamos pasan a ser maestros, personas que son inspiración.
8.- El cambio es inevitable, aunque no sea el que tu querías.
En 15 años cambian muchas cosas dentro de un emprendimiento y de una vida. Muchas las quieres y muchas otras no. Pero no queda más remedio.
Cuando empezamos yo quería trabajar en red. Insistía en el trabajo en red. Pero si el del otro lado de la red, no quiere tender el hilo, es inútil ir con esa filosofía. Te quema. Hoy no insisto para hablar con otros profesionales involucrados en los casos. Si quieren, o tienen interés seguro que nos encontramos. Si yo quiero lo intento, pero no insisto.
Hay una parte maravillosa de trabajar con un equipo. Pero también una parte muy dura. Para mi la parte dura han sido las expectativas. He tenido que aprender a bajarlas o mejor dicho a ajustarlas de forma más realista. Hacer un buen trabajo de equipo requiere sobre todo dos cosas: tiempo y compromiso.
Pero claro, no siempre tenemos todos el mismo tiempo ni el mismo compromiso. Aceptarlo es importante para poder disfrutar de lo que hemos construido y no amargarnos por lo que queríamos construir.
9.- Paseando se hacen buenas reuniones
Esta costumbre la tenemos María y yo desde hace tiempo. Tengo que decir que ha sido en los paseos donde mejores y más profundas decisiones hemos tomado en relación al Gabinete.
El secreto de las buenas sociedades, es el mismo secreto que el de las buenas relaciones. Mucha comunicación, honestidad y respeto.
La naturaleza y caminar por ella ayuda en la regulación emocional y en el contacto con los sentimientos. Es un gran recurso poder reunirte en la naturaleza cuando hay que tomar decisiones importantes sobre el negocio ( o cualquier cosa en la vida diría yo). Al menos a nosotras nos funciona.
10.-Ir despacio es tomarse el tiempo necesario y no significa que las cosas vayan mal.
Soy una persona apasionada del cambio. Siempre me ha encantado hacer cosas nuevas y hacerlas ya. Cuando quiero algo, quiero que suceda, y claro esto con algunos proceso no es posible.
Me sentía súper cómoda con la Terapia Centrada en soluciones, porque me parecía un «Pin Pan Pum». En las mínimas sesiones se creaba un clima de cambio muy positivo. Sin embargo cuando te pones las gafas del trauma, y tarde o temprano nos las tenemos que poner, los objetivos pasan a ser procesos.
Cuando te pones las gafas del trauma, y tarde o temprano nos las tenemos que poner, los objetivos pasan a ser procesos.
Tiendo a ir al grano, soy rápida por naturaleza, pero hay situaciones que requieren tiempo. A veces, empezar terapia pone peor a las personas, pero eso no significan qué vayan mal, significa que están trabajando y están revolviendo para poder resolver.
Sería como el proceso de quitar todo lo viejo del armario, colocarlo encima de la cama y por la habitación. Viéndolo todo acumulado fuera puede agobiar pero poco a poco iremos deshaciéndonos de lo que ya no nos sirve y ordenando bien lo que sí queremos quedarnos.
11.- El enfado está bien
El enfado y la rabia es la emoción con la que más dificultades he tenido en mi vida. Lo manejaba mal. Por lo tanto los pacientes enfadados me costaban un poquito más.
Un padre, madre, niño, niña, adolescente o pareja con enfado me activaba y sentía dificultad para ayudarlos. Esto se resolvió gracias a la terapia, no a los cursos. Actualmente si alguien se enfada tengo una mayor capacidad de regulación en la consulta y puedo acoger esa emoción cómo otra.
Ya no me enfado conmigo por enfadarme, ni siento culpa por hacerlo.
Si siento enfado me pregunto, con mucha curiosidad y respeto, porque estoy sintiéndolo. De esta forma, enfadarse mal , se hace difícil.
12.-No puedo ayudar a todo el mundo en todas las circunstancias.
Manejar la frustración que suponen los llamados «fracasos terapéuticos» es un punto importante.
Cuando te dedicas a ayudar y sientes que no has ayudado puede ser una sensación terrible. Después de tantos años trabajando a diario con familias, inevitablemente, cometemos errores. Hablaba de esto José Luis Gonzalo en la entrevista que le hice en Gabinete de Psicología Podcast. Sí aún no la has escuchado te la recomiendo.
Poder analizar que pasó, que pudimos haber hecho mejor, poder decirnos que no estamos preparados para determinadas situaciones nos ayuda a ser mejores. Podemos aprender, podemos derivar, podemos formarnos, podemos elegir no llevar ese tipo de casos para la próxima vez.
13.- No importa cuál sea el punto de partida, la transformación es siempre posible.
Hay vidas muy heridas, muy rotas pero todo es posible. Siempre he sentido mucho optimismo en mi trabajo. Cuando una persona llama para pedir ayuda está cambiando, deseando hacer algo para poder cambiar, bien en ella, bien en alguien que quiere.
Con la paciencia y confianza suficiente, podemos ayudar a que las personas, por muy difícil que lo tengan, puedan transformarse. Transformarse y cambiar a su ritmo, no al nuestro. Transformarse y cambiar según su vara de medir, no la nuestra. Acompañar y respetar partan de donde partan.
14.- Uno puede ser como un polvorón: brillante por fuera y deshecho por dentro.
Hace unos años una paciente me dijo esta frase. Se sentía así.
Mis experiencias en la psicología antes de abrir el gabinete, habían sido en el sector social, comunidad terapéutica, asociaciones, ONG y programas públicos. Las personas y familias con las que trabajaba estaban acompañadas de problemas sociales y económicos importantes. La salud mental también estaba comprometida, pero la parte socioeconómica tenía un gran peso.
Cuando trabajas en el sector privado el perfil de tus pacientes cambia. Es diferente. Tal vez no tenga esa problemática socio-económica, o al menos no de manera tan importante. Aparentemente, muchos lo tienen todo para ser felices. Pero se sienten personas desgraciadas. Se sienten mal, deshechas por dentro.
15.- La relación es lo que sana.
Uno de los temas que más han influenciado mi trabajo como terapeuta es el de la Alianza Terapéutica. Os invito a leer a Valentin Escudero para aprender sobre este tema. La alianza terapéutica es un trabajo necesario para construir una relación de ayuda válida y sanadora en la que el paciente se sienta seguro.
Muchas de las dificultades psicológicas nacen al interno de una relación que fue dañina con alguien significativo. Poder establecer un vínculo reparador con un tercero, en este caso el terapeuta es básico para la mejoría. Y a esa relación debemos ponerle consciencia y saber para qué estamos haciendo lo que estamos haciendo.
La seguridad es el tratamiento.
Porges, S.
Finalizo, diciéndote que esta lista no es exhaustiva. No refleja todo lo que he aprendido estos 15 años y creo que cuando le dé a publicar y lo vuelva a leer pensaré en más puntos que me gustaría compartir. Pero ahora pienso que estos 15 reflejan bastante bien parte de mi evolución y aprendizaje.
Me encantaría que comentarás que es lo que más te resuena de estos 15 puntos. Déjame un mensaje en comentarios y como siempre, gracias por leerme.
Deja una respuesta