durante las primeras sesiones de terapia, suelo explorar los recursos de autocuidado que tiene la persona consultante.
Muchas veces esos recursos son pobres, o son inconstantes o simplemente no saben cómo hacerlo. Puede parecer sencillo pero hay personas que no saben cuidarse, y algunas, ni siquiera son conscientes de que no se cuidan. Siempre digo que el hecho de acudir a terapia es ya un autocuidado. Pedir ayuda es autocuidado, dejarse ayudar es autocuidado, recibir la ayuda es autocuidado.
Cuando decides acudir a un profesional y llegas con la apertura suficiente para ser ayudado, el proceso fluye. El sólo hecho de dejarte ayudar es ya un regalo.De hecho muchas pacientes, sólo por el hecho de comenzar terapia, se cuidan más , mejor y con mayor facilidad.
Nuestra cultura fomenta en demasía una independencia mal entendida, insana. Una independencia en la que pedir ayuda se considera de «débiles» ( sobre los beneficios de la debilidad hablaré en otra entrada) y se premia a aquel que «safa sólo» o lo ha conseguido todo sólo o la frase tan escuchada de «no le debo nada a nadie». Sin embargo cómo seres sociales en nuestra esencia natural, necesitar del otro y que el otro necesite de mi es de lo más natural y sano. Esto no es negativo, es supervivencia pura y dura.
Tener la seguridad interna de «puedo pedir ayuda»es liberador y nos ayuda en el camino hacia la autonomía sana, ya que caminar sabiendo que podemos contar con alguien en caso de necesitarlo da más alas hacia la independencia.
Dame raíces para crecer y alas para volar
Desconocida
Ahora cierra los ojos. Imagínate a ti misma en un espacio neutro mirando hacia el infinito y pon debajo las palabras «Puedo pedir ayuda» ¿Cuánto sientes que estas palabras son verdaderas? Concentrate en la imagen y en la creencia. Y ahora dime: ¿ Puedes pedir ayuda?
Gracias por leerme
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